PRIMERO DE MAYO: flores de Toborochis, de intensos a tenues colores

Desde la ventana que separa mi lugar de trabajo con el exterior puedo ver la belleza de las flores de unos toborochis que se extienden por el pequeño jardín de la Casa de la Mujer.

Miriam Suárez

Cuando estos toborochis anuncian su florecimiento se anuncia también el “Día Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores del Mundo”, y emerge la memoria histórica de los movimientos obreros de un 1 de Mayo allá por los albores del capitalismo (1886) cuando indistintamente hombres, jóvenes y mujeres trabajadoras protagonizaron las protestas y huelgas más históricas de los movimientos sociales conquistando con sus vidas la jornada laboral de ocho horas diarias. Hoy felicito en particular a las mujeres asalariadas y no asalariadas pero trabajadoras en todos los sentidos de la palabra.

Junto a la memoria histórica del 1 de Mayo regresan los pensamientos políticos y los compromisos de mujeres valientes que, rompiendo los estereotipos y prejuicios machistas, nos atrevimos a salir a las calles en una primera marcha de mujeres que exigíamos el respeto a nuestros derechos y el  fin de la hegemonía del hombre. Después de muchas marchas y protestas, un 1 de Mayo de 1990, extraordinariamente masivo, las mujeres inundamos la “Marcha de las Trabajadoras y Trabajadores” y nos dispusimos a abrir las puertas de la Casa de la Mujer, era el tiempo  de los toborochis en flor.

Son tantas las mujeres que acompañaron ese momento que no me atrevo a nombrar alguna para no discriminar a otras. La Casa de la Mujer es similar al toborochi, de vientre amplio y hermosas flores; y en sus múltiples raíces tiene el espíritu y los sueños libertarios que hacen posible las transformaciones, como acabar con la violencia machista.

Los toborochis que hoy dan sombra acogedora a la Casa de la Mujer seguirán floreciendo mayo tras mayo, recordándonos que los cambios –al igual que en 1886– ocurren cuando son muchas impulsoras y protagonistas, cuando el sueño libertario traspasa la frontera de la individualidad a la colectividad, manteniendo sus principios y apuestas.

Compañeras, el mejor homenaje a las mujeres trabajadoras de Santa Cruz, Bolivia y el mundo, es nuestro compromiso de no abandonar la ruta. Sigamos, aunque es largo el camino, andar en compañía lo hace más corto.

FELICIDADES MUJERES COMPAÑERAS DE LOS CAMINOS DEL DESMONTAJE CULTURAL Y  PATRIARCAL.  GRACIAS POR TODOS LOS ESFUERZOS REALIZADOS.