Hablar de género no es cuestión sólo de mujeres o de incluir una cifra en una lista de participación o tomar fotografías de grupos femeninos. El enfoque de género va mucho más allá de eso, es un tema que atraviesa toda la estructura social. Esta fue una de las principales aclaraciones del taller “Género y Derechos Humanos” que se realizó la semana pasada en el Cejis, Santa Cruz.
Utilizar el término “género” como sinónimo de “mujer” despolitiza la lucha histórica de las mujeres por los Derechos Humanos, la igualdad social, económica, cultural y política (Contenido del taller).
En el taller participaron cerca de cincuenta representantes de organizaciones y movimientos sociales de sectores juveniles, indígenas, afro, urbanos, rurales, diversidades sexuales, entre otros.
Algunos sectores que trabajan con medio ambiente o producción dicen que no trabajan género; pero la construcción diaria de relaciones entre hombres y mujeres en los espacios laborales también necesita enfoque de género. Así lo precisó la facilitadora del taller, Iris Baptista, coordinadora del programa Equidad para el Desarrollo, de UNITAS.
Además enfatizó en la importancia de que las organizaciones entiendan que trabajan con personas “diferentes y diversas”, y que las relaciones entre las mismas mujeres, y entre los hombres también son susceptibles de analizar desde el género, pues ahí también existen relaciones desiguales de poder, sesgos de discriminación y exclusión.
Los principales temas fueron "metodología de género" e "indicadores de género". Las y los participantes reflexionaron en qué medida se adopta el enfoque de género en sus organizaciones y qué desafíos tienen a la hora de aplicarlos un su accionar diario. El taller finalizó con un análisis de la situación social, política, económica y cultural de Bolivia, que dirigió Miriam Suárez, de Casa de la Mujer.
El taller fue organizado por Casa de la Mujer, Desafío, Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social –Cejis–, Apoyo Para el Campesino Indígena del Oriente Boliviano –APCOB– y Centro de Investigación y Promoción del Campesinado –CIPCA–; y contó con el apoyo la red UNITAS.
Enfoque de género integral
“Llevo muchos años trabajando en el tema de proyectos, monitoreo y evaluación y realmente la mayoría de los proyectos carecen de una mirada estructural frente a la temática de género -expresó Iris Baptista- llegas a las auditorías de género, te das cuenta de que no hay una voluntad política real para generar cambios estructurales a través de las acciones. El género sigue siendo un tema que se aborda de manera aislada".
Además agregó que la idea de incorporar género sigue muy vinculada a mujeres y temas como la participación y la violencia, pero a veces no está vinculado al enfoque de derechos económicos, sociales y reproductivos de las mujeres.
Entre los participantes estuvo Álvaro Chuve Chuve, de la Red de jóvenes indígenas y afrobolivianos de Santa Cruz de la Sierrra. Él llamó la atención sobre la coherencia entre el discurso y las acciones:
“Tenemos que dejarnos de engañar a nosotros mismos al creer que en nuestras organizaciones estamos tomando en cuenta el tema de género porque tenemos las fotografías de mujeres o jóvenes. Este es un tema bastante amplio, tenemos que abrirnos y cambiar el chip pues a veces tenemos un doble discurso”.
Por su parte, Raquel Hurtado Silva, del Observatorio Infantojuvenil de la Universidad Gabriel René Moreno; opinó sobre el taller:
“Me pareció muy interesante la diversidad de las personas, mujeres, hombres, gays, lesbianas, trans; luego los contenidos muy importantes refuerzan conceptos y aclaran ideas sobre cómo estamos en lo político, en lo social, lo cultural. Me gustó mucho ver las miradas que tiene las personas desde sus espacios”.
Para Katherine Caballero, responsable educativa de CIES, las sinergias son muy importantes, pero “como actores de la sociedad civil estamos haciendo esfuerzos de forma aislada, creo que el taller ha tenido muy buena proyección en cuanto a las sinergias, compartir lo que hacemos y tener unas directrices para trabajar de forma integral”.
Como lo expresó Iris Baptista, el taller más que formación técnica fue un espacio de reflexión crítica, “que te vayas pensando cómo lo estoy haciendo, cómo puedo hacerlo mejor, qué otras cosas puedo hacer para cambiar situaciones de desigualdad y brechas de género”.