Mi experiencia de voluntariado en casa de la mujer

Experiencia de la pasante Hammou Mériam, psicóloga social e intercultural belga, en la Casa de la Mujer:

Observaciones al funcionamiento de la Casa de la Mujer:

El objetivo de la Casa le Mujer es garantizar una vida libre y sin violencia a todas las víctimas de la violencia de género (mujeres, niños y niñas y la comunidad LGBTQI+), pero también acompañarlas y asistirlas en sus procesos de denuncia y garantizarles un seguimiento social, psicológico y jurídico. Por lo tanto, la asociación está compuesta por actores/as multidisciplinarios/as, a saber: dos abogadas, dos psicólogas, una trabajadora social,una administradora, una contadora y dos comunicadores y la directora  Miriam Suárez que tiene una formación en comunicación.

La gestión de la Casa de la Mujer se realiza a través de la participación organizada de todos estos miembros. Las víctimas son acogidas en primer lugar por la trabajadora social que hace un balance de la situación con ellas. Su función es elaborar un perfil de la víctima, los motivos de su llegada y recopilar información social, económica y cultural que pueda ayudar a comprender los problemas con los cuales se enfrenta la víctima. La trabajadora social concertará entonces, una cita con uno, de las psicólogas. Aparte que la mayoría de las víctimas de la violencia han experimentado un evento traumático, el papel de la psicóloga es proporcionar un ambiente tranquilizador y escuchar atentamente sus testimonios. La primera sesión se centra generalmente en la preparación del proceso de denuncia y en alentar a la víctima a denunciar la violencia. Si la víctima acepta presentar una denuncia contra su agresor, esta sesión psicológica, es seguida directamente por una cita con una de las abogadas. El papel de la abogada será reunir el testimonio y todas las pruebas necesarias para iniciar una denuncia judicial.

Además, la Casa de la Mujer tiene un refugio que es administrado por un miembro del personal, Marvin, quien es responsable del refugio, la cocina y el mantenimiento de los locales. Este lugar consiste en un dormitorio con aproximadamente 10 camas, un baño y una cocina compartida, para asegurar que las mujeres y los niños que son víctimas de la violencia doméstica o que están en riesgo de violencia en sus hogares, puedan permanecer allí durante algún tiempo antes de que se encuentre una solución a largo plazo.

La Casa de la Mujer se ocupa de una amplia gama de cuestiones relacionadas con la violencia de género. En efecto, los problemas de violencia de género no se limitan a la violencia doméstica más común, sino que también se refieren a la trata de niños y mujeres (tráfico sexual, económico, de órganos, etc.), la violencia contra la orientación sexual o la identidad de género, los delitos contra el género (violencia física hasta el asesinato), la prostitución, el aborto y toda otra violencia enumerada en la Ley 348, de Bolivia. Esta ley incluye 16 tipos de violencia de género. Por ello, la Casa de la Mujer organiza su actividad en torno a 3 proyectos principales, cada uno de estos liderado por una de las integrantes de la asociación, con el fin de dividir el trabajo de forma eficiente. De esta manera, cada proyecto puede ser trabajado por separado y de manera especializada para satisfacer las necesidades de todos los problemas encontrados alrededor de algún tipo de violencia. Por lo tanto, se organizan de la siguiente manera:

- La lucha por la igualdad de género para las mujeres y las comunidades LGTBQI+ se centra en el acompañamiento psicológico de las víctimas de la violencia de género, el apoyo en sus procesos de denuncia y la sensibilización familiar contra la discriminación de género. Este componente está bajo la responsabilidad de Fabiola Rojas, psicóloga social y también mi supervisora de capacitación.

- Lucha contra la trata de niños y mujeres que se refiere principalmente a cuestiones de prostitución y tráfico comercial, hechos en les cuales los niños y las mujeres son víctimas. Este proyecto está presidido por Verónica Soliz, psicóloga comunitaria y psicoanalista.

- Lucha por los Derechos Reproductivos y Sexuales que se centra en los temas de abortos, asesinatos conyugales, violaciones, todo tipo de crímenes contra el género y los derechos reproductivos. Este proyecto está bajo la dirección de Ana Paula García, abogada.

De este modo, además de desempeñar sus funciones profesionales como psicólogos o abogados, cada directora de proyecto es también responsable de coordinar las actividades de sensibilización, comunicación, apoyo a las víctimas y eventos (conferencias, reuniones, debates, marchas, etc.) relacionados con su proyecto. Las actividades de sensibilización, comunicación y prevención también están centralizadas a través de la radio ‘Alternativa’ perteneciente a la Casa de la Mujer. La asociación posee un estudio de radio que transmite en la región de Santa Cruz en Bolivia. Cada responsable de proyecto puede hacer intervenciones solo, con otros miembros de la Casa de la Mujer o también con los huéspedes (otras asociaciones, víctimas, voluntarios, ...). El resto del tiempo la radio Alternativa está gestionada por el único miembro masculino de la Casa de la Mujer, Osvaldo Hurtado, comunicador, emite música feminista comprometida, eslóganes de sensibilización, anuncios contra el sexismo, ...

A través de la descripción de mi lugar de prácticas, también puedo testimoniar la dificultad de gestionar un gran número de asuntos, en una asociación que no es tan grande y no tiene muchos miembros oficiales. La mayoría de las integrantes de la Casa de la Mujer trabajan más de 40 horas a la semana; las demandas de las mujeres son muy numerosas. La asociación no tiene los medios para emplear a nuevos miembros y depende en parte, de voluntarios para cumplir con su trabajo.

Actividad psicológica:

Realicé entrevistas terapéuticas con las víctimas, acompañadas por Fabiola o Verónica. Se tratò de entrevistas individuales, centradas en el proceso de salida del círculo de la violencia. En un gran número de casos, la violencia sufrida se repite a lo largo del tiempo. Las mujeres que vienen a Casa de la Mujer han experimentado una violencia prolongada y su decisión de buscar ayuda está a menudo, ligada a un acontecimiento violento muy pronunciado que les permitió salir del círculo de la violencia por un tiempo y acumular la fuerza para buscar ayuda. Este logro no es suficiente para salir de un círculo vicioso que duró varios meses, años para algunas. Por ello, el trabajo terapéutico es necesario para permitir a las mujeres reconstruirse y salir del control de sus agresores. Este es el patrón típico de lo que la mayoría de estas mujeres experimentan:

Además, a petición de Verónica Soliz, me tuve la oportunidad de elaborar una guía para la realización de sesiones terapéuticas y de recopilar materiales para ser utilizados en las sesiones psicoterapéuticas con mujeres víctimas de violencia. Durante mi investigación, las terapias de grupo emergieron como las terapias más efectivas en el caso de la violencia de género. Sin embargo, la petición de Verónica Soliz se centró en una guía de terapia individual.

Le pregunté a Verónica ¿por qué la Casa de la Mujer no hace terapia de grupo? La respuesta se refería al presupuesto y a la dificultad de establecer terapias de grupo cuando las actividades de atención primaria como el proceso de denuncia, el acompañamiento de la víctima en su denuncia y la seguridad de la víctima ya ocupan una gran parte de la agenda. Si se introducen terapias de grupo, entonces, las actividades de prevención, que también juegan un papel importante en la Casa de la Mujer, tendrían que ser abandonadas. Situación que bien podría resolverse con mas personal, por consiguiente, con un mejor presupuesto.

No obstante, la Casa de la Mujer organiza cursos de capacitación para Promotoras Comunitarias, son mujeres víctimas de la violencia de género. Este título simbólico en América Latina, se refiere a la capacidad de ayudar a otras mujeres en situaciones de violencia, mediante el aprendizaje de los procesos legales y sociales que permiten llevar a cabo el proceso de denuncia. Fabiola, en colaboración con voluntarios, ha puesto en marcha un curso de formación accesible a todas las mujeres que lo deseen, con el fin de adquirir el título de Promotora Comunitaria y así poder orientar y ayudar a otras mujeres en situación de violencia. También tuve la oportunidad de participar en los procesos de capacitación con ellas, e incluso de realizar parte de la capacitación después. Estas capacitaciones se realizan en grupos y se organizan de acuerdo a las regiones donde viven las mujeres víctimas de la violencia. Como resultado, el grupo es estable y el aprendizaje se realiza a través de actividades de grupo. Parte de las actividades también se dedican a la prevención y sensibilización de la violencia de género. Por lo tanto, las mujeres tienen la oportunidad de compartir sus propias historias con el grupo o en público, si las condiciones, así lo consienten.

Por lo tanto, estos cursos de capacitación para promotores comunitarios tienen un doble efecto positivo. Por un lado, pueden tener los efectos beneficiosos que se encuentran en las terapias de grupo a través del intercambio mutuo de sus experiencias de convivencia. Por otro lado, también permiten la valorización de la autoestima y el empoderamiento a través de la acción positiva para combatir la violencia y el aprendizaje de herramientas para ayudar a otras mujeres. Gray y Wegner (2009) definieron en su teoría sobre la Tipificación Moral, las identidades de los pacientes negativos y de los agentes positivos, los primeros son receptores del mal, víctimas y los segundos son donantes del bien. Asimismo, a través de la formación de promotores comunitarios, las mujeres tienen la oportunidad de redefinirse. Pasan de ser víctimas, receptoras de violencia y receptoras pasivas, a ser agentes positivas ayudando a otras mujeres a salir del círculo de la violencia a través de su aprendizaje. El estado de víctima les devuelve una sensación de pérdida de control, poder y vulnerabilidad. Sin embargo, a través de su redefinición como agentes positivos, pueden evitar la negatividad asociada a la identidad de víctima y revalorizarse, recuperando la autonomía y el poder.

Sin embargo, aunque la capacitación de Promotoras Comunitarias puede tener los efectos beneficiosos de la terapia de grupo, es un servicio que se ofrece a las mujeres que lo solicitan y la mayoría, son mujeres que han salido con éxito del círculo de la violencia. Por lo tanto, sería realmente interesante hacer terapias de grupo, disponibles para todas las mujeres que vienen a la Casa de la Mujer por asuntos de violencia de género.

Entonces, es necesario obtener un financiamiento más importante que permita a las trabajadoras de la Casa de la Mujer, poner en marcha nuevas actividades esenciales para el desarrollo de las mujeres víctimas de violencias. Y, por otro lado, dar a esta asociación la oportunidad de contratar a otras mujeres trabajadoras para responder a las importantes y consecuentes demandas que recibe la Casa de la Mujer.

Experiencia personal:

Mi experiencia en Casa de la Mujer me ha permitido trabajar con mujeres que dedican sus vidas a la lucha contra la violencia de género. He podido ver, a través de sus trabajos  de todo el equipo, que no sólo están llevando a cabo sus deberes profesionales, sino que están llevando a cabo, el trabajo de una vida entera, un trabajo que realmente les importa.

Además de sus grandes implicaciones con las beneficiarias de sus labores, los resultados de este trabajo son realmente consecuentes, en las vidas de las mujeres quienes vienen a la Casa de la Mujer. Tuve la oportunidad de hablar con las mujeres de la Guardia durante su formacion de Promotoras Comunitarias. Estas mujeres expresan el deseo de crear una Casa de la Mujer en su pueblo. En mi opinión, esto es una prueba que la Casa de la Mujer no sólo les ha permitido mejorar sus condiciones y salir de la violencia que han sufrido, sino sobre todo, les ha dado el deseo de hacer el mismo trabajo con otras mujeres víctimas de la violencia de género.

Creo que soy muy afortunada de haber tenido la oportunidad de trabajar en esta asociación y con un equipo a través del cual pude ver una voluntad sincera de ayudar a las mujeres y a las personas que son víctimas de la violencia de género, pero también una voluntad de cambiar las condiciones políticas, sociales y económicas de todas las personas en riesgo de vivir la violencia de género en Bolivia.

La diversidad de las acciones llevadas a cabo en esta asociación refleja la riqueza de las ambiciones de la Casa de la Mujer. Es un lugar donde el trabajo está bien organizado, entre la asistencia a las víctimas, la prevención, la sensibilización y la organización de actividades para su público objetivo. Es una asociación que logra ser completa en su trabajo, a pesar de todas las dificultades financieras. Sobre todo, es un lugar donde he aprendido mucho. Recomiendo a cualquier persona que quiera tener experiencia en la lucha por la igualdad de género que venga a trabajar por un tiempo como voluntario en la Casa de la Mujer. Sin embargo, es importante tener en cuenta que es un trabajo que requiere compromiso y rigor, dada la cantidad de trabajo que se requiere para dirigir la asociación.